Hacer una mudanza para trasladarse de una vivienda pequeña a otra más grande suele ser relativamente sencillo, tanto para los profesionales que se dedican a hacerla como para el que los contrata. Sin embargo, el proceso contrario puede convertirse en un auténtico calvario, sobre todo cuando el destino final tiene unas dimensiones de, tan sólo, 9 metros cuadrados.
Esta es, precisamente, la medida del apartamento más pequeño de Nueva York, situado en un edificio del barrio de Harlem y que tiene un coste mensual de 942 euros, sólo en concepto de alquiler. Si bien es cierto que la inmobiliaria que lo gestiona hace especial hincapié en que es “muy luminoso” y “está reformado”, a priori parece bastante complicado, por ejemplo, poder adaptar los muebles que se dispongan de una vivienda anterior.
No obstante, parece que, dadas las circunstancias económicas actuales y la necesidad de independencia que muchos buscan -sobre todo a partir de determinadas edades-, diversos gobiernos e instituciones públicas de todo el mundo creen que la mejor solución es apostar por los llamados minipisos o pequeños espacios reconvertidos en viviendas.
De hecho, el propio alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, desveló este mismo año la creación de un nuevo edificio modular de apartamentos en Manhattan, dedicado a satisfacer la amplia demanda de estudios pequeños a precios económicos.
Se trata de construir 55 apartamentos en módulos prefabricados de entre 23 y 34 metros cuadrados y cerca de tres metros de altura –lo que permitirá aprovechar el espacio en dos niveles en algunas zonas-, y reservar un 40% de los mismos a neoyorquinos con rentas medias y bajas.
Aunque el apartamento más pequeño conocido hasta el momento se encuentra en China, uno de los países que, pese a su gran extensión territorial, tiene más problemas de superpoblación en sus grandes ciudades. La vivienda en cuestión se conoce como apartamento-cápsula –está inspirada en los hoteles-cápsula japoneses- y apenas mide 2 metros cuadrados.
Se trata, realmente, de un espacio que más encaja con la descripción de una simple habitación, ya que no dispone de baño, ni sala ni comedor –se ubican en zonas comunitarias o, incluso, fuera del edificio- y el precio del alquiler es de unos 30 euros al mes.