En una época marcada por el consumismo excesivo, la economía colaborativa supone todo un reto en una sociedad cada vez más individualizada y materialista. Pero en dicha sociedad surgen cada vez más críticas a este sistema, opiniones que abogan por otra forma de afrontar las relaciones humanas y comerciales con los demás, donde en vez de movernos por el dinero nos movemos por el consumo responsable, la gestión de los recursos y el desarrollo sostenible.
Estas premisas, consumo responsable, gestión de recursos y desarrollo sostenible constituyen la base de la economía colaborativa, en la que prestar servicio a los demás a cambio de otros servicios es un modo de colaborar con la comunidad, a la par que supone un avance social. Compartir coche, aprender idiomas a la par que enseñas español, intercambiar viviendas, alquilar apartamentos… todo ello son ejemplos de colaboraciones basadas en la economía compartida.
Este nuevo concepto de economía, en el que prima la búsqueda del bien común y de la ayuda a la sociedad, también se ha hecho un hueco en el sector de las mudanzas mediante el consumo colaborativo.
Como señalaban hace unas semanas algunos medios, en internet encontramos ya portales en los que pregonan mudanzas basadas en la economía colaborativa, aunque entendida como una economía basada en el consumo responsable.
En los últimos tiempos hemos asistido a la creación de sitios webs en los que los profesionales del sector se ofrecen para prestar servicios de mudanzas a precios económicos. Los potenciales clientes buscan el servicio que necesitan y, minutos después, comienzan a recibir un número limitado de presupuestos gratuitos adaptados a sus necesidades y servicios.
Los clientes pueden estudiar los presupuestos, comparar precios, por supuesto, pero también los servicios que ofrecen, cómo se desarrollará el trabajo, que opinión les merecen a otros clientes, etc.
Por su parte, para los profesionales del sector de las mudanzas, estar anunciados en estos portales contribuye a ampliar su cartera de clientes, ya que pueden acceder a otros clientes potenciales. Pero, además, estos valoran su trabajo y sus comentarios refuerzan la imagen que ellos reflejan en la web.
Por tanto, los clientes buscan profesionales para hacer un servicio y los profesionales consiguen, con ello, difusión y prestigio, por cuanto aquellos que mejores valoraciones tienen son los que tendrán más opciones de conseguir trabajos.
En los tiempos que corren el consumo responsable de los servicios constituye una excelente oportunidad para que los dos agentes implicados en la economía, los clientes y los profesionales y empresas, puedan conseguir beneficios de este sistema. Beneficios que no persiguen tanto las ganancias económicas sino los beneficios comunitarios y sociales, ya que la economía colaborativa persigue eso: intercambiar servicios por el beneficio común.